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La Meditación y el(la) Líder Consciente




El rol de líder se desenvuelve en dos grandes ámbitos: el del Hacer que abarca todas las actividades y conductas observables y el del Ser, que abarca su mundo interior, el lugar desde donde opera, su conciencia de sí mismo y del mundo.


El hecho de que -a lo largo de la historia- el hacer haya sido foco del liderazgo por ser lo más fácil de ver, estudiar, analizar y vincular con los resultados, no significa que el Ser no haya tenido impacto en dichos resultados. Es más, es el Ser del líder el punto de partida y origen de todas las acciones del Hacer. Ambos ámbitos están íntimamente relacionados.



“El éxito de una intervención depende de la condición interior de quien interviene”. Bill O´Brien


¿Y cuál es esa condición interior? ¿dónde está? ¿cómo la reconozco? ¿cómo intervengo desde allí? y sobre todo ¿cómo arribo a mi condición interior?


“Arribar” allí es sólo un decir, porque siempre somos y estamos allí, sólo que la mente y su mejor amigo el Ego, las emociones, los pensamientos, tienden a desviarnos, a “secuestrar” nuestro actuar y sentir, y nos perdemos, nos confundimos.


Esa condición interior a la que se refiere O´Brien, no es otra cosa que el Ser en su sentido más puro, amplio, trascendente e interconectado con todo: con los otros, con la naturaleza y con el cosmos.


El camino del(la) líder entonces es el de convertirse en un(a) líder consciente, es el camino del despertar de la conciencia, dormida bajo los anestésicos de la mente y todos sus derivados.


Pero ¿consciente de qué? Pues consciente del origen y las motivaciones de su actuar, de sus reacciones, juicios, miradas hacia sí mismos y hacia los otros, consciente de su lugar en el mundo y en los sistemas en los que opera, de su vínculo con (y en) un campo que va mucho más allá de sí, del que forma parte, junto a millones de otras olas que conforman un solo océano.


Es la meditación la que le permite al(la) líder ir a la conquista de su conciencia plena y así convertirse en un(una) líder consciente.


El camino de la meditación tiene además la ventaja de que no distingue entre el(la) líder consciente y el Ser consciente. Es imposible emprender el camino del liderazgo consciente sin que suceda, inevitablemente, el emerger del Ser consciente (primero somos seres, luego líderes).


¿Es éste el único camino? No, todo camino que implique una mirada intencional y enfocada a nuestro interior, una mirada de auto-conocimiento y de descubrimiento del “lugar” desde donde operamos, nos sirve para esta necesaria elevación de conciencia; tal es el caso de la psicoterapia, u otros acompañamientos especializados en sus múltiples variantes.


Pero es la meditación la que puede llevar a los líderes al espacio más trascendente de conexión consigo mismos, con los sistemas humanos de los que forman parte, con lo que los rodea y con su propósito más auténtico en el lugar y el tiempo que les tocó vivir.


Como líder, te toca ahora la pregunta ¿cuán consciente y despierto(a) estoy siendo? ¿cuán despierto(a) y consciente quiero ser? ¿qué impacto está teniendo mi nivel de conciencia en el resultado de mi liderazgo, en mi entorno, comunidad, sociedad, equipo, en mí mismo(a)?


Meditar o no meditar ... liderazgo consciente o liderazgo parcialmente consciente, esa es la cuestión.


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